LOS 7 PECADOS CAPITALES: LA ENVIDIA (II)

Como prometí en uno de los comentarios, y dado que más gente me ha dicho que le ha sabido a poco el artículo anterior, sigo con ese pecado tan polémico y común como es la envidia.

¿Soy un envidioso?

Es difícil verse a sí mismo con objetividad. Seguramente estaréis pensando que hay mucha gente que no se da cuenta de que es envidiosa, pero también ocurre al contrario. Volviendo a las piedras en la mochila, como ser envidioso está tan mal visto hay quien se empeña tanto en no serlo que se cree que lo es cuando no es así. La piedra es la creencia de «no debo tener envidia de nadie porque es un defecto horrible» y están tan alertas para no cometer semejante crimen que confunden envidia con ganas de mejorar y evolucionar. Por ejemplo, no eres envidioso si:

 –   Imitas a alguien a quien admiras con el objetivo de mejorar tú y evolucionar. Es lo que en psicología denominamos modelado y es un método de aprendizaje muy eficaz. Así aprenden los niños a hablar: escuchando a los adultos.

–   Te mides con otra persona para ver tu progreso. Es lo que llamamos motivación orientada al yo. Tomar referencia del rendimiento de otra persona (en el trabajo, el deporte) para progresar no significa ser envidioso siempre y cuando, como ya comenté, no intentes menospreciarle ni sabotearle para quedar por encima.

¿Cómo hago para hacer ver a alguien que es envidioso?

Recomiéndole que vaya al psicólogo :D. Bromas aparte, hay un grave problema de autoestima en quien padece de envidia. Al educárseles en comparación con los demás, los padres olvidan algo fundamental: potenciar su propia individualidad y sus capacidades. Tanto es así, que pueden no darse cuenta de que si se pararan a mirar dentro de sí mismos encontrarían potencialidades que se han quedado bloqueadas en las redes de la envidia y no pueden ver la luz. He hecho una representación gráfica con el avestruz y la jirafa: ambas tienen el cuello largo, pero como el de la jirafa es más el avestruz puede tener envidia. Y se olvida de que es capaz de correr más rápido.

Como dije en uno de los comentarios del artículo anterior, si queréis ayudar a un envidioso para que deje de serlo (y para que os deje en paz si sois objeto de su envidia) podéis hacerlo de las siguientes formas:

 –   Hacerle preguntas para que reflexione. Por ejemplo: ¿te das cuenta de que siempre me llevas la contraria? ¿Por qué lo haces? ¿Serías capaz de decirme algo en lo que estés de acuerdo conmigo?

–   Utilizar el sentido del humor (el ungüento amarillo lo llamo yo, sirve para todo). Di lo contrario de lo que piensas y cuando el envidioso al llevarte a su vez la contraria te dé la razón, te ríes y le dices que era una broma, y que resulta que al final estáis de acuerdo.

–   Ayudarle a ver sus propias cualidades, y que deje de obsesionarse con los demás. Sé que a los envidiosos dan ganas de mandarlos a Marte de vacaciones sin billete de vuelta, pero apelo a vuestra humanidad para entender, como dije en el anterior artículo, que en el fondo lo están pasando muy mal y necesitan ayuda. Tampoco tienen la culpa de cómo han sido educados.

 envidiaii

 

2 pensamientos en “LOS 7 PECADOS CAPITALES: LA ENVIDIA (II)

Replica a Eva Montero Cancelar la respuesta